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18 Los romanos me hicieron muchas preguntas, pero no pudieron encontrar ninguna razón para matarme, entonces querían dejarme en libertad. 19 Pero los judíos no querían que me soltaran, así que tuve que apelar al emperador, pero no porque tenga nada de qué acusar a mi pueblo. 20 Por eso quería verlos y hablar con ustedes. Estoy atado a estas cadenas porque creo en la esperanza de Israel.

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